Pieles vivas... y no "muertas en vida"


"No estudiaré sobre pieles muertas, mientras mis hermanos mueren de hambre", dijo Domingo de Guzmán en un gesto de total humanidad y compasión: Vendió sus libros (manuscritos) para aliviar en algo la terrible situación de hambruna que sacudía Palencia hacia finales del siglo XII. 

Estudiar sobre pieles muertas tiene mucho significado. ¿A qué pieles se refiere Domingo? ¿Acaso le interesaba solo el material sobre el cual anotaba sus clases? No, no solo es eso. A Domingo le duele que mientras Él estudia (todo un privilegio en la Edad Media), sus hermanos no tienen ni siquiera el privilegio de comer, ¡una total necesidad! ¿Quiénes son, entonces, esas pieles muertas? ¿No son acaso esas pieles que se están muriendo? 
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Han pasado cerca de 800 años y seguimos presenciando situaciones de injusticia en nuestro mundo, en todas partes. Hoy ya no es un lujo estudiar o tener un libro, pero sí otras cosas... ya no hechas de pieles muertas, sino de sistemas sofisticados y complicados. El problema es que cada vez olvidamos a esas pieles que mueren, sufriendo en sus necesidades básicas. 

¡Queremos pieles vivas! Nuestros corazones no pueden seguir estudiando si olvidamos situaciones que a nuestros hermanos no los deja dormir, si se puede, tranquilos. Pero ¿Qué vamos a vender ahora? ¿libros?, ¿laptops?, ¿tablets? De hecho, no sería una mala idea... sin embargo, nuestro mundo no necesita solo de dinero para solucionar todos los problemas. Todos los que apuestan por una sociedad más equitativa no son movidos por el interés de recolectar fondos para el asistencialismo: Son movidos por la compasión, una compasión humanitaria. Un toque de este sentimiento nos falta tanto... 

Si disfrutamos de la vida olvidándonos de los que más sufren, aquellos por los que Jesús nos pide acercarnos, aunque lo neguemos, estamos muertos en vida. ¡Y nuestro mundo necesita del deseo de construir una humanidad de pieles vivas y no de pieles muertas en vida!



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