Silencios que gritan...

El mes pasado, dos noticias nuevamente causaron escándalo en el Vaticano. No ha habido algún pronunciamiento oficial de nuestra Iglesia respecto de los hechos, precisamente cuando uno más desea escuchar qué dice nuestro Papa o alguno de sus representantes. Además, no se encuentran noticias en los portales web católicos respecto de los hechos, mientras que las diferentes cadenas de información impresa, televisiva y virtual aprovechan la oportunidad para golpear más la cara de nuestra Iglesia. Solo silencio.

La situación no es para menos. Por una parte, una acusación de pederastia y abuso sexual ha recibido el cardenal australiano George Pell, quien es el máximo responsable de Finanzas de la Santa Sede. Por otro lado, se descubrió una orgía homosexual con drogas que se llevaba a cabo en el palacio del Santo Oficio, en el apartamento de un sacerdote, cuyo nombre no ha trascendido, el cual es ex-secretario del cardenal Franceso Coccopalmeiro.

¿Qué decir sobre estas noticias que nos indignan y generan sentimientos de vergüenza? Nuestro Papa, en el ángelus de hoy, dirigiéndose luego a los sacerdotes, solo les ha dicho: “Si tú dejas todo por Jesús,  la gente reconoce en ti al Señor; y al mismo tiempo te ayuda a convertirte cada día a Él, a renovarte, purificarte de los compromisos, y a superar las tentaciones”. “La acogida del santo pueblo fiel de Dios, es aquel vaso de agua fresca, que te ayuda a ser un buen sacerdote”. Tal vez esa sea la respuesta, indirecta, a los últimos acontecimientos. Es posible que su honda tristeza no le permita decir más. Su silencio grita.

Todos los cristianos y, especialmente nuestros sacerdotes, necesitamos renovar a diario esta promesa de seguimiento que se enfrenta a tentaciones y desviaciones incontrolables. Invito a que podamos discernir cómo van nuestras vidas a la luz de la Cristo. Nuestros hermanos descubiertos ahora deben ser juzgados competentemente para lograr su conversión. Nosotros, por nuestra parte, también debemos buscarla.