La música urbana que necesitaba



Como muchos de los cibernautas, visito a menudo la página de Youtube para actualizarme con las novedades de los canales a los que me he suscrito. Entre ellos, hay un canal en particular que me fascina, el de Alvinsch, un youtuber y músico profesional que analiza lo más pedagógicamente posible la música de algunos artistas de moda, invitándonos a detenernos en las infelices letras que son coreadas por los jóvenes de hoy, y que nos ponen al margen del verdadero sentido que debe tener la música como arte: expresar emociones, traslucir silencios, provocar inquietudes… para no ser pensada como otro instrumento más de marketing que nuble nuestras mentes y nos aísle de la realidad, sobretodo hoy que, en medio de grandes crisis humanas, necesitamos estar más despiertos que nunca.

Uno de los últimos análisis de Alvinsch lo dedica al famoso “Residente”, o mejor, al vocalista de Calle 13. Ganador de 25 grammys y todo un líder para las multitudes revolucionarias que esperan cambios efectivos en la sociedad, en los gobiernos y en la humanidad. Este artista lanzó su última producción como solista el año pasado. He escuchado el disco completo gracias a las ventajas de Internet y me he quedado, prácticamente, con el corazón en la mano. Los que me conocen de lejos saben que toco canciones de misa y que por ahí entono una que otra balada del momento; pero muchos no saben que las letras que se enfrentan a los dilemas de la historia y de la humanidad inhumana se convierten en cachetadas que acepto con gusto, porque en mi historia también encuentro dilemas, porque en mi humanidad también soy inhumano.

Ya hace algunos años me había quedado impresionado por la calidad de “Latinoamérica”, un tema en el que Calle 13 pidió la colaboración de nuestra compatriota Susana Baca y otras dos artistas sudamericanas, canción que fue utilizada por la querida profesora Micky Bolaños en el curso de Lengua IV para analizar las metáforas y los significados que se esconden tras la hilación de palabras. Si a ello le sumamos la visualización del video oficial, el mensaje aparece más que completo: “Nuestra tierra no se vende”. Pero canciones como “Guerra”, “Apocalíptico”, “La sombra” o “El futuro es nuestro” realmente van más allá de lo imaginado. Después de escucharlas me apena decir que me gustan las canciones de CNCO o que coreé alguna vez “Despacito” (reconocida como “Canción del año”, “Video del año”, etc. Por los Grammy 2018). Hay algo que no está funcionando con el cuarto arte llamado “música” que ha llevado a muchos a pensar que los temas de Bad Bunny o de Ozuna deben ser realmente premiados como hits musicales. Hay algo que no está funcionando bien en nuestras cabezas. ¿Por qué somos gente anormal? Prefiero no reescribir las letras de los “cantantes” del momento, y más bien retarlos a que puedan decirme si las próximas líneas no les deja un nudo en la garganta:

“La guerra con camuflaje se viste
así nadie ve cuando se pone triste (…) 
La guerra es más débil que fuerte, 
no aguanta la vida por eso se esconde en la muerte” 
                                              ("Guerra", Residente).

“Cuando se derrita el polo norte
cuando los números no importen. 
Y los barcos no floten 
y los aviones choquen contra los trenes y exploten. 
Y los animales se coman entre ellos 
y las religiones se arranquen los cuellos. 
Cuando las banderas se prendan en fuego 
y todo pase ahora, y nada pase luego. 
Y se acaben los segundos 
y las manos del tiempo ahorquen al mundo. 
Cuando todo vaya más despacio, 
cuando la materia no ocupe espacio 
y la gravedad se asuste y salgamos volando… 
Aquí estaremos esperando” 
                                             ("Apocalíptico", Residente).

“En el futuro… los religiosos se convierten en ateos 
y baja Cristo del cielo a entregarles amor propio. 
Y se dan cuenta de que es negro 
y de que está fumando opio 
y a todo el mundo le da ira, 
hasta al Papa le dio ira, 
a los creyentes les dio más
 porque todo era mentira” 
                                             ("El futuro es nuestro"). 
¡Ojo! Esta letra me cuestiona sobre cómo nuestra Iglesia y sus representantes (incluyéndome) transmitimos la Verdad y la crítica hacia lo que dice ser la Iglesia.

“La sombra trabaja tiempo completo, 
es esclava de todos los objetos, 
siempre hace lo que se le ordene, 
la llama el amo y ella viene. 
La sombra produce masa pa' nosotros 
y el crédito se lo lleva otro. 
No es dueña de lo que compone, 
cocina, pero no come” 
                                    (La sombra, Residente).

Sin embargo, podría preguntarme: ¿es que acaso el mensaje de Dios en las Escrituras y las letras de tantas canciones cristianas no aparecen también como una revolución del verdadero amor en medio de los falsos amores y sistemas que nos propone el mundo de hoy? Sí, por supuesto. Ellas son mi fuente. Pero en este artículo me estoy ciñendo a la música comercial popular. Espero valga la aclaración. Quisiera en un futuro muy cercano dedicar unas líneas también a este tema.

Para terminar, como todo artículo, mis opiniones están sujetas a discusión y, supongo, que habrá quienes no quedarán felices con lo que digo. Afortunadamente he aprendido que no podemos tener a todos contentos. Sé que incluso otras canciones de Calle 13 o Residente contienen letras que podrían causar infarto a los corazones más pulcros, por su contenido sexual e incluso nauseabundo, pero tal como lo dice Alvinsch, el crescendo de su música va de lo más superficial al mensaje central, y este es el momento de Residente, ahora, 2018. Los temas arriba citados nos ofrecen un contenido que exige no solo ser oído, sino incluso discernido. Como todo dominico me parece oportuno dialogar con los lenguajes que habla el mundo, más aun cuando sus propuestas se hacen compatibles con las exigencias del Evangelio. Cada uno puede absorber aquello que requiere para ese instante de su vida en que Dios le está pidiendo algo más. En este momento siento que esto era lo que necesitaba.


Comentarios

Entradas populares