¡Sobreviví a los 33!


Mi nombre es Joel Alfonso Chiquinta Vilchez. Aunque con orgullo diré que el día de mi Bautismo, recuerdo muy clarito que fui bautizado como "Joel Domingo", en manos del buen Fray Francisco Julio Madueño Vendrell, Op. Esto para mí es muy, muy significativo. Es el nombre del fundador de los dominicos y desde el año 2009, oficialmente, "mi padre", quien -desde el cielo- ha intercedido para ser admitido en la histórica Orden de Predicadores. A ello se suma que el barrio donde crecí mis primeros dieciocho años se llama precisamente "Santo Domingo". 

El último 22 de junio cumplí 34 años y con ello puedo decir que "sobreviví a los 33". Los años 33 para un varón católico se tornan muy significativos, puesto que -como todos sabemos- es la edad en la que Cristo se consagró completamente a la misión hasta dar la vida entera. Si bien es cierto, la actividad pastoral no me ha permitido ser completamente consciente de este año imprescindible en mi vida, en el último día de mis 33 pensaba en los muchos regalos y golpes que me ha dado la vida... y que no me han llevado ni a la crucifixión ni a la gloria... y más bien sí a un desierto... a un acostumbramiento a ser lo que quiero, sin re-preguntarle al Señor qué es lo que quiere de mí... Y es que hace unos años atrás que me volví un poco "famoso" y de modo automático la carga amical se tornó encima, sin darme la posibilidad de plantearme qué tipo de persona debo ser para quienes me llaman "padre"... palabra que me asustaba cuando llegué a Quillabamba, en el año 2018, y que ahora asumo con total naturalidad, hasta el punto de responderles a quienes me dicen con un "Hijo", "Hija"...

En medio de mi paso por la madurez espiritual y en medio de mis caprichos y chiquilladas he sobrevivido a llegar a la edad de Cristo sin volverme "otro Cristo" según yo y, a la vez, ser alguien especial en la vida de muchos. Me cuesta mucho aceptarlo. Y quiero asumirlo. Y ya no quiero sobrevivir. Quiero vivir. 


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