Soy swiftie. O al menos eso creo.
Al año siguiente, 2012, Taylor lanzaba su cuarto álbum, "Red", y de este disco sí se me quedaron en mi mente canciones como "We are never getting back together" y "Trouble". En radio Studio 92 pasaban muchas veces sus canciones y empezaron a sonar mucho en mi cabeza, con un inglés masticado, pero con mi buena memoria musical.
Nada pasaba más allá de lo común en un joven que le gusta escuchar música en inglés hasta que llegó el año 2014 y salió uno de mis álbumes favoritos "in my life": "1989". Este álbum fue totalmente icónico en mi vida. Yo ya era fraile de votos simples de segundo año y empezaba a estudiar inglés en el Británico. Todas las tardes, de lunes a viernes, salía de la Av. Riva Aguero a Av. La Marina (San Miguel) con infaltables audífonos, escuchando las canciones descargadas por páginas piratas (I'm sorry). Recuerdo que, en ese tiempo, me gustaban dos canciones en particular: "You're in love" y "Out of the woods". Imagino que a estas alturas de la historia, los entendidos en el tema se preguntarían, ¿Qué hace un fraile dominico, cuya vida debería estar más enfocada en otras cuestiones, escuchando este tipo de canciones que son más bien historias de amor/desamor y de sentimientos no propios de un consagrado? Y tendría que responder que estas canciones no eran para mí una ola de arrebatos personales. Simplemente me gustaba la letra, el ritmo, la voz... Taylor Swift me gustaba porque sí. No podía explicar nada más. En otra entrada de blog había comentado que hay cosas en mí, que me gustan y apasionan, que son difíciles de compartir con otras personas y llegaba a sentirme incomprendido. Entre mis hermanos frailes les decía que me gustaba tal o cual canción... pero ellos no se inmutaban. Cuando salió "Reputation" (2014) y "Look what you made me do" rompía con visualizaciones en Youtube, entendí que las canciones de Taylor Swift (ergo, sus videoclips) solo las pueden entender los seguidores de Taylor Swift.
El mundo swiftie es complejo. No participo de ningún fandom oficial (y se me haría muy difícil participar de él) pero me considero fan de sus melodías, de su poesía, de sus escritos... de su arte. Su vida personal es algo en la que, confieso, no he ahondado. Sé que muchos y muchas están pendientes del número de parejas que tuvo, de lo que dijo o no tal artista sobre ella, de los outfits y "easter eggs" permanentes, de las peleas que tuvo con Katy Perry o de la amistad con Lana del Rey... soy feliz tarareando y dejando aflorar en mí muchos pensamientos en medio de las melodías. Cuando fui asignado a Quillabamba me desconecté bastante de su música desde 2018 hasta 2020 en los que tuve un trabajo pastoral muy fuerte. Al finalizar el 2020, en medio de la segunda ola de la pandemia de COVID-19, revivieron en mí aquellas ganas de escuchar su música y me pregunté qué había sido de ella y su arte. Quedé anonadado al saber que me había perdido el lanzamiento de dos de sus discos: "Folklore" y "Evermore". Me dije: "Wao, está chica sí que aprovechó bastante el encierro". Considero que a partir del 2022 sí me convertí en swiftie. Fui uno de tantos que se quedó la medianoche del 21 de octubre a esperar el lanzamiento de "Midnights". El lanzamiento de este disco tuvo todo un marketing bastante comentado por la industria musical, que miles de medios la llamó precisamente así: "¡Taylor Swift es la industria musical!" Su récord Bilboard de colocar 10 hits en su semana de estreno lo demuestran.
Todo swiftie vive con emoción el lanzamiento de una regrabación de los discos de Taylor. Es una historia que no quisiera resumir (solo los swifties lo entienden), pero quienes le tenemos cariño nos emocionamos de que nuestra artista favorita recupere su música para sí y para su fandom. El 2023 hizo que todo el mundo (ya no solo los swifties) conocieran quién es Taylor Swift. Comenzó el "The Eras Tour". Peruanos demasiado optimistas pensaban que habría una fecha de su megaconcierto en nuestro país, mientras que otros simplemente nos resignábamos a que la posible compra de un boleto se nos fuera de las manos. "Bien por los que vayan, que sean felices por mí" -me decía. Y esto porque siendo fraile y sacerdote, ¿con qué excusa pediría permiso a mi superior y provincial para un viaje estrepitoso a Argentina o Brasil, que eran las zonas más cercanas a los que podría ir? No tenía ninguna excusa, por más personal que sea. En algún momento se presentó una posibilidad de ir al "The Eras Tour": Sí, en el cine. No había salas en Quillabamba, pero por esas coincidencias de la vida estaba a mediados de octubre en Lima y en Chiclayo, acompañando a los jóvenes del MJD en un encuentro nacional importante. En ese fin de semana dos posibilidades encajaban: jueves por la noche y domingo por la noche. En algún momento pensaba: "Tal vez Dios quiere que vaya a ver Taylor al cine"... Pero ofrecí ese pequeño sacrificio (¡no saben lo que significa para un swiftie tener en bandeja la posibilidad de ir y no poder aprovecharla!). Pero hay una cosa que, después de todo este discurso, al parecer exagerado, quisiera que sepan: Antes que swiftie, soy un religioso consagrado.
Solo un swiftie tiene una carpeta con fotos de Taylor en su computadora. Solo un swiftie se sabe la coreografia del coro de "Shake it off". Solo un swiftie la acompañó en la entrega de los Grammy 2024 y se emocionó que recibió los premios de "Album pop vocal del año" y "Álbum del año". Solo un swiftie desea que no pase nada malo en ninguna de sus presentaciones. Solo un swiftie acompañó a la distancia a Taylor la noche de su concierto, en Brasil, destrozada por la muerte de Ana Clara, una fan que perdió la vida en una ola de calor y a la que le dedicó "Bigger than the whole sky".
Twitter o "X" me va contando por donde va "Miss Americana". Me entretiene. Me gusta. Ahora estoy embobado con "The tortured poets department" (su último disco), del que confieso que NO salto ninguna canción, a diferencia de otros discos en los que sí me salto algunita por escuchar otra que me gusta más que las anteriores. Este disco me ha acompañado en mis travesías por la Amazonía. Las sentía como un soundtrack perfecto en medio de los ríos grandes y en las noches de acampamiento en medio de las comunidades.
Quería terminar estas líneas haciendo menciones honrosas, aunque anónimas:
1. Al amigo que me hizo conocer a Taylor Swiftie.
2. A una amiga profesional que me invitó a una cena con su familia y puso de fondo las canciones de mi artista favorita.
3. Al amigo que me regaló un disco de Taylor Swift: "Evermore".
Y obvio, por qué no, mi TOP 10, momentáneo, de las canciones que por el momento considero mis favoritas. La verdad es que fue bastante apretada la elección y, además, no es por orden.
1. New romantics (1989).
2. Daylight (Lover).
3. Peter (The tortured poets department).
4. I bet you think about me (Red TV).
5. Call I want you want (Reputation).
6. Infaltablemente ¡Shake it off! (1989).
7. Marjorie (Evermore)
8. Mine (Speak now TV).
9. I kow places (1989).
10. Anti-hero (Midgnihts).
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